Las personas que no pueden tener mucho auto valimiento, por
ser menores de edad, discapacitadas o muy mayores, necesitan siempre de un cuidador,
y lo que la naturaleza dicta es que ese cuidador sea primero que nada un
familiar directo y muy cercano.
Hoy nos referiremos en particular al cuidado de los
enfermos, pero lo mismo que se expondrá sirve también para el cuidado de los
niños, los adolescentes, los discapacitados y los gerontes.
El vínculo entre el enfermo y el cuidador muchas veces se
torna como lo hemos ido viendo en Acapef, simbiótico es decir excesivamente
interdependiente.
Lo que es muy importante aprender es que la relación
simbiótica es entre los seres humanos de lo más patológica, tanto para el
enfermo como para el cuidador.
Es importante emprender entonces un camino que “corte” de ese
vínculo interdependiente y que cada persona: el enfermo y el cuidador, empiecen
a tener una vida lo más autónoma y autosuficiente posible.
Para lograr esto existen hoy en día varios recursos que en
muchas Provincias todavía son teóricos, pero que las familias y los demás
interesados deben empezar a reclamar para que se conviertan en prácticos.
Algunos de estos recursos son: Las asociaciones de
familiares de cuidadores como es Acapef y su psico-educación y como son también
otras OSC destinadas a fortalecer al cuidador y brindarle conocimientos y
herramientas para que su cuidado sea los más eficaz posible, en lugar de patológico.
Para ayudar al cuidador también es importante que éste reconozca
que necesita ayuda y emprenda más de una vez, terapia psicológica, que le
ayudará muchísimo a ponerle al enfermo límites razonables y necesarios y
aprender a ser él mismo, más autónomo elevando en consecuencia su autoestima
que con esta tarea que les da la vida muchas veces se halla por el piso.
También existe la posibilidad que el cuidador aprenda a “delegar”
no todo, por supuesto, pero si esa parte de su trabajo para la que se requieren
conocimientos profesionales o técnicos, a través de la búsqueda de un médico de
cabecera, un psicólogo, un abogado social, previsional y de la seguridad social
y todo otro profesional especialista, para el enfermo, y según sea su patología
y demás necesidades prestacionales o jurídicas-alimentarias y de la seguridad
social.
Luego está el trabajo
de los acompañantes terapéuticos, especializados éstos en salud mental,
discapacidad o gerontología, según los casos y que son un pilar fundamental
para que el paciente pueda irse recuperando desde lo práctico y lo terapéutico.
Por otro lado están las llamadas en general; “residencias
intermedias” que brindan a los enfermos, discapcitados y gerontes, prestaciones de salud, hogarización y/o
rehabilitación.
Finalmente están también los cuidadores domiciliarios, que
son personal técnico capacitado para ciertos casos, que le ayudan al familiar en
esta tarea de poner límites y fomentar en el enfermo un mayor grado de autovalimiento,
recreación y sociabilización y que pueden completar, o hasta reemplazar el
trabajo de los acompañantes terapéuticos, siempre a criterio del Facultativo
interviniente.
Todos estos profesionales y técnicos trabajan en equipo y dentro
de una relación interdisciplinaria que le es fundamental al enfermo para su
recuperación y al cuidador para que éste sea a su vez cuidado y vuelva a armar,
de a poco, una nueva vida, cargada de sentido y satisfacción, por demás
autónoma también, ya que habrá dejado de lado la dependencia afectiva que se
suele tener por los más vulnerables y habrá recobrado ocupaciones
satisfactorias, amistades, recreación y hasta una mejoría económica y mayor
calidad de vida.-
Dr.
Leandro Javier Alippi
Abogado Social
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