ENTRE AUTORÍAS Y COMPILACIONES

HACE AÑOS EMPEZAMOS A ESCRIBIR UN ESTILO PRINCIPALMENTE AUTOBIOGRÁFICO, EN PARTICULAR EN LOS OTROS BLOGS CUYOS LINKS ESTAN EN ESTA PÁGINA. CUANDO EMPEZAMOS A ESCRIBIR MENSAJES PARA LA ALDEA GLOBAL, DECIDIMOS INTERCALAR ENTRE LOS ESCRITOS DE NUESTRA AUTORÍA UNA SERIE DE COMPILACIONES Y TRANSCRIPCIONES DE TEMAS SACADOS DE OTRAS FUENTES DE INTERNET, EN PARTICULAR LA WIKIPEDIA.
LA FINALIDAD DE ESTAS TRANSCRIPCIONES, ES PARA EL AUTOR, IR IDENTIFICÁNDOSE CADA VEZ MAS CON DIFERENTES IDEOLOGÍAS QUE EXISTEN EN LA ACTUALIDAD Y EN BASE A LO QUE LE VA DICTANDO SU CORAZÓN, LO QUE NO DEJA DE SER UNA TAREA DE AUTOCONOCIMIENTO. POR OTRO LADO, PARA LOS LECTORES LES OFRECEMOS ESTAS COMPILACIONES DE IDEAS Y ESTUDIOS PARA COMPARTIRLAS CON USTEDES Y CON EL AFÁN DE PROMOVERLAS.
ESPERAMOS QUE SEAN DE SU AGRADO O POR LO MENOS MOTIVO PARA VUESTRA REFLEXIÓN.

martes, 22 de mayo de 2012

LA CRISIS DE LA MEDIANA EDAD


Señor: ¡Me siento terrible!  No tengo ganas de hacer nada de lo que me hace bien. Por ejemplo: me hace bien empezar mi día a las 6:00 hs y aunque hoy me levante a esa hora para llevar a mi esposa al trabajo, luego regresé a casa y me dormí hasta las 9:10 hs. Esto no me permitió meditar antes de ir a cumplir con mis obligaciones y de esta manera no puedo empezar el día armonizado. Todo se demora y yo pierdo el taller de Casa Club. Este hecho me hace sentir culpable, pues estoy comprometido con mis compañeros de folcrore, de teatro, de pLástica y de música… y con ninguno de estos espacios estoy cumpliendo satisfactoriamente.
Creo que mi organismo ya se ha saturado de risperidona y de lorazepam y en consecuencia me falta mucha energía. Tengo todavía las dosis que me dio el psiquiatra en la crisis de la primavera pasada, solo me quitaron el haloperidol y la levomepromazina porque la crisis fue demasiado profunda… pero todavía estoy lejos de las dosis que tomaba cuando me sentía más estable.
Me hallo bajoneado, he dejado de hacer natación, no le doy clases a Dante y hasta me hago el tonto para no tener que salir a caminar con mi A.T. los lunes y miércoles, como lo veníamos haciendo…
Mis fuerzas han decaído y necesito que me levantes el ánimo.

¡Estoy empezando a percibir tu presencia que viene a mi, muy de a poco!

Me hallo escuchando música clásica y advierto que un recuerdo me viene a la mente… la escena de la película Filadelfia, cuando el enfermo de sida y su abogado están escuchando la opera: La Mamma Morta. Veo el videíto… y logro que me apene el estigma que de seguro deben experimentar los gays, me siento sensible como ellos y eso me da vergüenza, pero aún así sigo escuchando la musica clásica y aún más, la apago y busco en la 100, “divas de la opera”, para sintonizarme aún mas con mi sentir. Se se escuchan los bajos, los gemidos, los lamentos de la soprano… siento un escalofrío que corre por mi espalda, y recuerdo dos cosas: Cuando mi psiquiatra nos dijo a los congéneres en terapia grupal que con los años en los hombres se acentuaba este trastorno, mientras que en las mujeres tendía a estabilizarse. Por otro lado recuerdo lo que me dijo Ely el fin de semana pasado: “Tal vez Leandro te estás poniendo viejo, fijate que hace unos años eras el que mejor estaba de entre tus amigos más jóvenes, hoy todos ellos están muchísimo más estables que vos”.
¡No puedo cumplir con las pautas terapéuticas que me dan! Y eso me apena muchísimo, veo que me estoy perdiendo bellas oportunidades de expresión artística y bellos momentos de socialización, encerrándome sistemáticamente cada vez más en mí mismo y ya ni siquiera en éxtasis místico como me ocurría en aquellas viejas épocas de mis largos retiros espirituales otoñales y primaverales.
Siento como nunca antes que me estoy empezando a sintonizar más y más con la nostalgia, con la frustración, con la impotencia, con el sufrimiento y hasta con la desesperanza. Se que a Ti, Nuestro Señor, esto no te agrada, pues Tú nos has enseñado que lo último que hay que perder es la esperanza. Entonces de repente se para la música y una reflexión viene a mí…
En la cocina está haciendo sus labores Rosa, nuestra empleada, ella habla muy poco. No es como la que teníamos antes, Virginia, con quien yo hablaba mucho y que hacía las veces de "cuidadora domiciliaria".  
Cuando entro a la cocina a buscar el mate, Rosa me dice: ¡Eso que está escuchando es opera! ¿No? y luego afirma: ¡Está tranquilo señor! Yo le contesto: si, Rosa estoy tranquilo. ¡Hoy es un día para la reflexión! Entonces me doy cuenta que mi pesar no es para tanto. Hoy estoy tranquilo, no estoy desesperado y ya superé la culpa.
Entonces vuelvo en mí y me doy cuenta, como lo acabo de decir que no he perdido la esperanza. Que mi esperanza es cristiana y la misma se trata de mucho mas que de poder terminar de escribir ese libreto de opera que me han encomenado para el taller de música, o poder presentar mi tango; “Balada para un loco” para el día de la música a fin de este año, o poder hacer al fin…; una puesta en escena con mis compañeros de teatro, o terminar de pintar los murales de Casa Club, junto a mis amigos de plástica, o incluso llegar a tener buenas devoluciones como escritor de mis blogs…
Mi esperanza cristiana consiste en que al final de este tránsito por la tierra, me gane al fin la gloria del cielo, terminando así todo dejo de sufrimiento y falta de ecuanimidad.
La música sigue callada, ha inundado el ambiente el silencio y en la lejanía se escucha un perro ladrar. 
¡De repente me siento totalmente acompañado por Ti, Mi Señor!
¡En verdad que se me ha mejorado una vez más mi ánimo, durante esta oración!
Te siento presente dentro mío y empiezo a entender la lección que hoy me quieres enseñar:
"El tiempo ha ido pasando… la enfermedad ha ido progresando y poco a poco, he ido resignando mas y mas condiciones y facultades.
He ido adquiriendo paulatinamente el sollozo en mi manera de expresión oral, cuando me hallo revelando mis sentimientos más profundos a mis seres queridos… Los compromisos con las obligaciones de esta sociedad y este mundo terrenal, me cuestan cada día más realizarlas y lo que en verdad me interesa, también cada día más, es estar ante la sola presencia del Amor puro.
El amor que se expresa cara a cara, a través de una buena conversación".
¡Vuelve a sonar la opera!
Y en este instante no hay voces… solo una música suave y triste. De repente aparece la soprano como gimiendo con toda su fuerza, para atemperarse después de manera melódica y así va y viene, entre uno y otro estado.
Siento deseos de recordar cuál es el desafío que tenemos los hombres de 42 años, y entonces voy una vez más a wikipedia, a repasar las etapas de la vida según Erik Erikson. Allí se dice:

Generatividad frente a estancamiento (desde los 40 hasta los 60 años aproximadamente). Periodo dedicado a la crianza de los niños. La tarea fundamental aquí es lograr un equilibrio apropiado entre la productividad y el estancamiento. La productividad es una extensión del amor hacia el futuro; tiene que ver con una preocupación sobre la siguiente generación y todas las demás futuras: teniendo y criando los hijos, la enseñanza, la escritura, la inventiva, las ciencias y las artes, el activismo social complementan la tarea de productividad. En definitiva, cualquier cosa que llene esa “vieja necesidad de ser necesitado”. El estancamiento, por otro lado, es la “auto-absorción”; cuidar de nadie. Hay personas que tratan de ser tan productivas que llega un momento en que no se pueden permitir nada de tiempo para sí mismos, para relajarse y descansar. Al final, estas personas tampoco logran contribuir algo a la sociedad. Esta es la etapa de la “crisis de la mediana edad” se pregunta “¿Qué estoy haciendo aquí?”.

¡Me doy cuenta que estoy en esta lucha! 
¡Me doy cuenta que estoy en esa crisis de la mediana edad! 
¡Y me doy cuenta también que me falta muchísima de la energía que tenía de joven para luchar!
Hoy estoy descansando y vengo descansando bastante a menudo últimamente, porque cada vez que me pongo en marcha y produzco cualquier cosa que no sea una oración… siento emociones muy pero muy intensas y por momentos de lo mas estresantes y aunque sea un saludable eutrés. 
Me extenúo rápido quedándome sin fuerzas y requiriendo después un buen tiempo para recuperarme otra vez y para volver a la lucha por la productividad.
Cada vez necesito más tiempo para estar a solas conmigo mismo y Contigo Mi Señor, aunque paradojalmente también cada vez necesito sentir, más y más, ese amor puro que se percibe al socializar en los diferentes tipos de relaciones humanas; sean éstas de tipo familiar, laboral, recreativas o educativas.  
¡Sin embargo siento también de manera muy pero muy profunda que Tú estas acá conmigo en este momento. Que me estas entendiendo todo lo que te estoy diciendo y que me estás haciendo sentir menos culpable de lo que me sentía al comienzo de esta oración! 
Siento que me estás diciendo:
“Te comprendo, te compadezco y estoy acompañándote en tu pesar como lo he hecho siempre, pero ahora que has recuperado el buen ánimo al fin, ¡levántate otra vez y continúa tu marcha y tu tranquila lucha! ¡No te quedes estancado en tu casa! Ve detrás de ese amor del que hablas y ve detrás de tus diversas formas de expresión artísticas.     

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