El otro día, después de
escribir y publicar la oración que se halla en la entrada que antecede, me
dispuse y fui al final a Casa Club, donde me esperaba el almuerzo con mis
congéneres. Todos me preguntaban cómo estaba y yo les decía: más o menos, más o
menos. Le entregué una copia de mi escrito a Victor, un psicólogo del equipo
terapéutico que muy amablemente se puso a leer mi “informe” y luego me dijo: no lo vamos a comentar ahora, prefiero que
te conectes con este presente y que compartas con tus amigos. Así lo hice y
a las 14:30 hs. comenzamos el taller de musicoterapia a donde de ordinario no
concurro, pues todos los días que voy a Casa Club, me retiro a las 14:00 hs.
asistiendo solo a los talleres de la mañana.
En el taller de musicoterapia
estuvimos escuchando música y bailando un poco y verdaderamente me logré
contactar con la música a tal punto que al día siguiente me encontraba desde
muy temprano y antes de ir a Casa Club, bajando música de internet de acuerdo a
las pautas que me había dado un compañero del taller antes mencionado. Continué
realizando esta tarea por la tarde, ya en compañía de Ely, quien me compartió
algunos temas de su adolescencia. Fue un grato momento el que pasamos juntos y
fue un momento fuera de lo común para nosotros, que por lo general nos
encontramos por las tardes haciendo cada uno sus cosas. Por mi parte y respecto
de la música, pase de la Opera tradicional, que había venía escuchando los días
antes, y comencé a descubrir la Opera Pop, la Opera Rock, la Opera Metal y la
Opera Tecno, todos estilos musicales absolutamente desconocidos y que me
provocaron gran satisfacción y sorpresa, por cuanto no dejan de ser opera y como
tal un tanto dramáticas, como es mi estado de ánimo actual, pero al estar
remixadas a los tiempos modernos, me hacen sentir mucho más actual que lo que
me sentía en mi escrito anterior. Efectivamente sentía que seguía siendo un hombre
posmoderno.
Fui entonces a Casa Club el día
martes por la tarde al taller antes referido, y el miércoles y jueves por la mañana a mis talleres de
teatro y plástica, mi ánimo siguió mejorando por fin, por eso de la
satisfacción del deber cumplido, que ya he explicado en entradas anteriores.
Víctor me había dicho: Si te falla la
voluntad para venir a los talleres, por lo menos vení por esa sensación de
compromiso que tenes con tus compañeros y profesores. Y así lo hice. Creo
que por ser abogado y por estar cerca del mundo de los contratos, es que tengo
un refinado sentido del compromiso social, que hace que por otro lado me
dedique a cuestiones solidarias, que siempre terminan proveyéndome de un sentimiento de
satisfacción cuando logro cumplirl con tales actividades sociales y una vez que he superado mi tendencia
viciosa de dedicarme solo a mi pasión mística y abandonando todo lo demás que también me hace bien y que no debo dejar de realizar tal cual lo expresé también en mi entrada anterior. Cuando esto me ocurre en realiadad es cuando pierdo mi equilibrio y ¡me empiezo a estancar!
La Fe es algo muy bueno por cierto, que siempre me ayuda a levantarme cuando me caigo, pero quedarme absolutamente absorto en ese mundo ideático de la mística no siempre me hace bien, pues pierdo el contacto con el mundo y me empieza a invadir la nostalgia, el sentimiento de soledad y finalmente la depresión. Todo ello porque dejo de socializar y realizar las actividades artisticas y laborales que tanto me gustan también y que junto a la fe y la espiritualidad me "completan".
La Fe es algo muy bueno por cierto, que siempre me ayuda a levantarme cuando me caigo, pero quedarme absolutamente absorto en ese mundo ideático de la mística no siempre me hace bien, pues pierdo el contacto con el mundo y me empieza a invadir la nostalgia, el sentimiento de soledad y finalmente la depresión. Todo ello porque dejo de socializar y realizar las actividades artisticas y laborales que tanto me gustan también y que junto a la fe y la espiritualidad me "completan".
La cuestión es que el jueves 24
me tocó ir al psiquiatra otra vez y él mismo me sacó el tema del escrito que
había presentado a Casa Club. Sentí un poco de vergüenza, porque recordaba que
el escrito era bastante “negativo”, pero aún así le hablé sobre las partes más
importantes del mismo.
Le pregunté si yo venía “generando”
o “produciendo” o por el contrario me hallaba estancado y frustrado, y él me
dijo que efectivamente yo venía generando cinco o seis cosas que eran de lo más
importantes. Recuerdo que me dijo que venía sosteniendo una familia, una
rehabilitación y un voluntariado y que eso no era poca cosa. Además están los
otros dos o tres puntos que también me señaló que venía generando y que ahora no me acuerdo pero si me dijo que por ello él él estaba contento con mi
grado de recuperación.
¡Este comentario me hizo mucho bien! y me doy cuenta que debo aprender a "ver" mi propia condición generativa y productiva mucho mejor de lo que lo la veo cuando me pongo negativo.
Acto siguiente me dijo el psiquiatra, que para que se me mejorara la autoestima debía tener más sexo con Ely y ahí nos empezamos a reir y a hacer bromas al respecto.
Al final de la sesión me preguntó que opinaba de la realidad política y social del país y terminamos el encuentro conversando sobre política y economía. Fue un final distendido que me sacó de mi “dramatismo” de los días previos y además hicimos un nuevo pacto: me bajó al fin la dosis de la risperidona, siempre y cuando yo le informara a la semana, cómo andaba y lo fuera a ver de nuevo a los 20 días.
¡Este comentario me hizo mucho bien! y me doy cuenta que debo aprender a "ver" mi propia condición generativa y productiva mucho mejor de lo que lo la veo cuando me pongo negativo.
Acto siguiente me dijo el psiquiatra, que para que se me mejorara la autoestima debía tener más sexo con Ely y ahí nos empezamos a reir y a hacer bromas al respecto.
Al final de la sesión me preguntó que opinaba de la realidad política y social del país y terminamos el encuentro conversando sobre política y economía. Fue un final distendido que me sacó de mi “dramatismo” de los días previos y además hicimos un nuevo pacto: me bajó al fin la dosis de la risperidona, siempre y cuando yo le informara a la semana, cómo andaba y lo fuera a ver de nuevo a los 20 días.
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