Viernes 4 de mayo de 2012
Como les escribí en el penúltimo párrafo de la entrada del 2
de mayo: “Las ultimas horas de nuestra perra Mía”… Mi cuñada Andrea y su esposo
Mario, nos ofrecieron un labrador macho blanco, como de un año de edad.
Anoche vino Mario a casa y me dijo que si esta mañana estaba
en casa, como a eso de las 10:30 hs. me traería el perro.
Yo me quedé medio aturdido, pues a la tardecita habíamos
estado con Ely llorándola un poco a Mía, pues la extrañábamos bastante, pero ya
habíamos tomado nuestra decisión de aceptar la oferta de estos “hermanos”. Así
que me encomendé al Señor y le dije que lo trajera nomás, que yo faltaría a Casa
Club una vez más (dado que esta semana no he concurrido ningún día) y lo iba a
estar esperando para recibirlo, hacerle olisquear su nuevo hogar, dejarle que elija
su sitio y presentarle a los gatos de la casa con mucha paciencia.
Durante estos dos días he estado recapacitando sobre dos
asuntos:
En primer lugar he reflexionando sobre los mensajes que
recibo en el facebook de los defensores de los animalitos domésticos, que
sostienen que para no fomentar el comercio y el consecuente abandono de mascotas,
no le compremos a los criadores, sino que adoptemos a los perros abandonados.
Al respecto lo que nos esta a punto de ocurrir a nosotros es muy extraño, dado
que adoptaremos, de manera gratuita, un perro de raza pura, de parte de una
familia que ya no cuenta con espacio para continuar teniéndolo, dado que se han
mudado de una casa grande con jardín, a un departamento con un patiecito muy
pequeño.
¡Esto no deja de ser una bendición del cielo!
Puesto que el viejo amo y nosotros los nuevos, estamos
cumpliendo en alguna medida con las prescripciones de los defensores de
mascotas. Al menos así lo siento.
La segunda cuestión sobre la que he estado reflexionando, es
a cerca de un cartelito que tienen en la veterinaria Narices Frías, donde
hacíamos atender a Mía. El cartelito debidamente enmarcado dice algo como lo
siguiente: “No llore la pérdida de su mascota, adopte una nueva”. Y
¡Hay que no hemos tenido ni tiempo de llorarla a Mía! como
les vengo diciendo.
Son las 8:57 hs. y me hallo expectante y ansioso por conocer
a Toto, el perro que nos regalarán y al que le cambiaremos el nombre por
tratarse de una “adopción plena”, con cambio de identidad y todo. Nosotros lo
acostumbraremos a que responda al nombre de L.e.a.s, que es un nombre muy creativo
que eligió Ely para darle, dado que ella me dijo que este perro sería mío, pues ya
me toca tener el perro macho que siempre soñé. Entonces le puso Leas en alusión
al apodo con el que me llaman algunos de mis amigos: “Lea”. Pero si ustedes
advierten, lo he escrito al nombre como una sigla, pues eso es en realidad y
significa: Leandro Ely Alippi Serra.
Por otro lado le he pedido a Rosa, nuestra nueva empleada;
que limpie con lavandina los pisos de la casa por donde anduvo Mía su último
día. También le he pedido que hoy no se preocupe de limpiar a fondo, ni ordenar
en demasía, sino más bien de atender y “mimar” un poco a nuestras plantitas,
que por el bajón que hemos estado atravesando estos días previos, las mismas se han
desmejorado un poco y se las ve tristes.
Así que estoy tratando de restablecer mi ánimo, ponerme
fuerte y con energía suficiente para empezar el entrenamiento de un cachorrón que
de seguro será medio torpón. También con la ayuda necesaria de Rosa, estamos
dejando la casa lo más alegre posible, para empezar a recibir las visitas que,
de seguro, querrán conocer a Leas. Además hoy también, como a eso de las 12 hs.,
nos traerán de la veterinaria, las cenizas de Mía, y haré una especie de
pequeño ritual a la pacha mama, depositándolas en ese patiecito lleno de
plantitas donde ella se echaba para tomar sol, acompañándome en mis
meditaciones, cuando hacía esos solcitos matutinos agradables del otoño y la primavera.
Rosa esta entonces arreglando con mucho cariño dicho patiecito, como un gesto más
de ese ritual que mas que nada tiene el siguiente sentido y que lo he
encontrado en la página apostólica de la web: www.corazones.org
y que dice respecto de los animales:
“El respeto a la integridad
de la creación Cf. Cat 2415.
Los animales, plantas y
minerales, están destinados para el bien común de la humanidad. Cf. Gen.
1,28-31.
-la moral exige que se usen
con respeto religioso a la
integridad de la creación.
-el dominio que Dios
concedió al hombre sobre la creación no es absoluto.
-hay que tomar en cuenta los
derechos y la necesidad del prójimo, incluyendo las generaciones
futuras.
bendicen y dan gloria a Dios
con su simple existencia.
-Dn 3,56-57 "Bendito
seas en el firmamento del cielo, cantado,
glorificado eternamente. Obras todas del Señor, bendecid al Señor, cantadle, exaltadle eternamente."
glorificado eternamente. Obras todas del Señor, bendecid al Señor, cantadle, exaltadle eternamente."
.la capacidad de contemplar la naturaleza como obra de Dios,
maravillarse y respetarla es una gracia
que nos ayuda a amar a Dios y a ser humildes. Ej. San
Francisco de Asís y San Felipe Neri. “
También en este mismo momento se me está cruzando un
pensamiento viajero por mi mente que me hace acordar de ustedes, “mis lectores”.
Las estadísticas de mi blog expresan que ya son 8.047 las
visitas que tiene desde que el mismo fue creado. Señala además que la entrada: “Las
últimas horas de nuestra perra Mía” tiene 27 visitas en dos días y la otra
entrada: “Mía cruzó el río” tiene 15 visitas en un día. Mucho de este tráfico,
lo he notado en los comentarios que me han estado haciendo en el facebook, pero
todavía hay muchos lectores más que no dejan otra huella más que esta tímida
encuesta que se genera automáticamente. A todos estos lectores les agradezco
que me vayan acompañando en mi bitácora, les agradezco también que revelen un
interés en el blog, que yo creía que no iba a tener mucho éxito y que las
pruebas me están demostrando lo contrario, a pesar que no tenga mas que dos
seguidores con nombre y apellido, a diferencia de otros blogs que tienen una
cantidad innumerable de éstos y que participan activamente en los comentarios.
Se nota que mi blog tiene otro estilo, que no termino de
entender del todo. Pero que me demuestra que la cosa no se trata solo de visitas
aleatorias, pues existe una gran diferencia con mi primer blog: “El andar de un
bipolar” que se quedó con tan solo 800
visitas, mientras que este otro: “Mensajes para la Aldea Global”, sigue y sigue
siendo visitado, por lo que estimo que al menos la mitad de las visitas son de lectores
que leen las entradas y que se deben quedar “reflexionando” con sus contenidos
y esto me alienta a seguir adelante en esta empresa de escritor autobiográfico
y testimonial.
Son las 11:03 de la mañana. Como a eso de las 10:20 hs. me
trajeron a “Leas”, es un hermoso macho “dorado”, muy pero muy simpático y
bondadoso. Le hice olisquear primero la cochera y el patio, y él enseguida
empezó a marcar terreno en cada planta que encontró. Se dio cuenta que su baño
está en el patio del fondo y ahí nomás dejó su rastro, que se lo debe haber venido conteniendo durante el viaje desde Carlos Paz a Córdoba. Lo acaricié y lo abracé
y enseguida se irguió en sus dos patas para abrazarme también él a mi,
reconociéndome entonces como su nuevo amo. Le puse la correa de Mía en señal de sutil
sometimiento, y le enganché la correa para hacerlo entrar al living por unos
instantes donde estaba el Conde echado en su almohadón de siempre. El gato
aunque alerta, ni se inmutó, haciéndose respetar como el gato adulto que es. El
perro lo vio de reojo y ni se le acercó pero estuvo oliendo por largo rato el
lugar de la alfombra donde se echaba Mía y donde quedó su cuerpo yaciendo. Después lo llevé a la escalera caracol que lleva a la terraza y que
Mía nunca pudo subir un poco por miedo pero fundamentalmente porque ya padecía de artritis y no podía hacerlo. Leas enseguida hizo un intento y llego hasta el tercer o cuarto
escalón. Todavía no entiende este “artefacto extraño” y hay que darle tiempo para que
se anime y acostumbre a subir, pero estoy seguro que con paciencia de nuestra
parte y esfuerzo de parte suya, lo logrará y podrá así expandir su territorio.
Se nota que el animal esta acostumbrado a estar fuera,
porque el interior de la casa lo pone bastante nervioso, y ahora me he
vuelto a escribir la experiencia de mutuo reconocimiento, dejándolo a él solo en la cochera y el
patio. Lo espío por la ventanita de la cocina y lo encuentro olisqueando
todavía, pero ya mucho mas tranquilo.
¡Así como asumido que este será su nuevo hogar...!
¡Gracias a sus viejos Amos por tan bello regalo! Acá lo
sabremos educar y le daremos todo el amor que la mascota se merece. Mientras
tanto yo me voy a seguir con el adiestramiento y a continuar cultivando mi curiosidad y “sorpresa”.-
Nuestro nuevo perro Leas
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