En el mes de agosto con los primeros calores comencé a
sentir que se me venía la primavera personal, caracterizada esta por una cierta
euforia.
Anduve realizando varios trámites y empeñándome en mi
rehabilitación terapéutica. Estuve como me lo dijo mi A.T., “al palo” y hacia
fin de mes empecé a agotarme. Como consecuencia de ello empecé a sentir que no
podía con todo lo venía haciendo y a partir de allí empecé a desanimarme y me
sobrevino una especie de distimia.
Fue entonces que justo coincidió con que Ely se había sacado
unas vacaciones por licencia sanitaria, le pedí a mi médico si me las podía
tomar yo también y éste aceptó.
Teníamos planeado realizar varios programas recreativos,
pero el martes habiéndome reunido en la terraza de Il Gatto del Nuevo Centro, con
un viejo amigo al que no veía desde hacía aproximadamente 20 años, cambió el
tiempo y me chupé un frío bárbaro durante alrededor de tres horas en que
estuvimos poniéndonos al tanto de nuestras vidas. Fue así que me pesqué un
resfrío que me dejo out.
El miércoles estuve todo el día en casa haciendo reposo pero
debimos salir a la noche, en medio de una copiosa lluvia para ir a Monte Cristo
donde habíamos quedado con nuestra prima Eliana y su familia que haríamos unas
pizzas caseras, así que no podíamos faltar. Y así súper congestionado como
estaba fuimos entre las 19 hs y las 24 hs. llegamos a casa a la 1:00 del jueves
y por mi parte con un resfrío descomunal.
Fue por esto que ese Jueves, aunque teníamos pensado ir a
conocer el museo Carafa, debimos quedarnos en casa para que yo hiciera reposo,
igual que el viernes que teníamos planeado ir a pasar el día a las sierras de
Ongamira. El viernes a la tarde ya me empecé a poner mejor y gracias a Dios, a
Ely no le molestó en lo más mínimo dedicar sus pequeñas vacaciones para
descansar en su casa. A la noche ya tenía fuerzas otra vez y nos fuimos a la
casa de nuestros amigos Jose Ortega y su familia, donde vimos el partido de
Argentina – Paraguay, y luego “el gordo” como le llamamos a este amigo, nos
invitó a disfrutar de su espectacular equipo de audio y video que ha montado en
su casa, escuchando música, viendo imágenes con sonido polifónico y después
jugando todos (él, nosotros dos, sus cuatro hijos y su esposa Eleonora) a la
play station 3, donde nos divertimos por un buen rato después de comer unas
riquísimas empanadas de “La Tradicional”.
Nos dio mucho gusto estar con este gran amigo que lo conozco
desde hace 30 años, la conozco también a su mujer desde que eran novios y he
visto nacer a sus tres hijas mujeres y al menor de todos, el varón.
Ely por su parte ha visto nacer a los tres menores, así que
es también mucho tiempo el que ella los conoce (11 años). Fue un muy lindo
encuentro que hacía rato no lo hacíamos por lo movida que es su vida familiar y
laboral. El principal motivo fue ir a saludar a su hijita Juana por anticipado,
ya que el sábado estábamos invitados a su comunión, pero no pudimos ir porque
esa misma tarde tuvimos la comunión de mi sobrina Paz en el Colegio del Carmen.
Fue así que ya siendo sábado pase a buscar a mamá por su
casa y nos fuimos para el Carmen. Debiámos estar a las 19 hs. y cuando pasamos
por la puerta vimos la cantidad de autos que estaban estacionados y no quisimos
estar en la ceremonia porque ninguno de nosotros tres quería estar con tanta
cantidad de gente durante la larga misa, así que seguimos unas cuadras y nos
fuimos a visitarla a mi hermana Georgina que vive por ahí cerca, teniendo la
oportunidad de ver a sus tres hijos, a una amiga de Geor de toda su vida, la
Lauri y a nuestra prima María Gloria, que estaban de visita en su casa.
Hicimos un poco de sociales y para cuando terminó la ceremonia
nos fuimos a Villa Allende a la casa de mi otra hermana, Alejandra, madre de la
sobrina que hacía la Primera Comunión.
Allí nos reunimos toda la familia amplia y pasamos un muy buen
rato hasta las 24:30 hs. comiendo una excelente picada de entrada, un par de
cazuelas y unos postres riquísimos.
Me dio mucho gusto ver a mis sobrinos mayores como han
llevado la música a la familia, dado que son varios los que cantan y tocan
diversos instrumentos, cosa que nosotros los hermanos Alippi, no teníamos para
nada internalizado y la música brilló por su ausencia cuando éramos jóvenes, no
así la política, el arte culinario, la pintura y las películas que han sido
siempre nuestros temas de interés.
Fue divertido ver a Paz con su túnica blanca hasta los pies,
patinando con unos rollers que le habían regalado y jugando con su prima del
alma: Magdalena, de la misma edad e hija de mi otra hermana Lucía.
Tuve la oportunidad de conversar un rato con mi cuñado
Carlos, el esposo de Alejandra, sobre la enfermedad que compartimos: el
trastorno bipolar, y me dio mucho gusto advertir que al final y desde hace ya
un buen tiempo, ha tomado conciencia de enfermedad después de años de rebeldía
y se ha adherido a un buen tratamiento que se le brinda… hoy él también está
haciendo un tratamiento efectivo, aunque en otro círculo profesional diferente
al mío y creo que con una política diferente también.
También estuve hablando con mi ahijada Josefina quien se
acercó en cierto momento a mí y me preguntó qué me pasaba, por qué estaba tan
callado y pensativo y entonces le conté que hacía años que en los eventos
sociales de la familia amplia había dejado de tener un rol protagónico como lo
tenía cuando era jovencito y contestatario y que desde hacía tiempo tomaba una
actitud más de observador y escucha, pero que de todas formas me sentía en mi
ambiente, me sentía miembro y me sentía perfectamente aceptado y querido por
todos. Le dije que como ella lo tenía ya súper comprobado, mi estilo
comunicacional con la familia y con casi todas mis relaciones era
preferentemente cara a cara y entre pocas personas. Ahí si me explayaba siempre
y me expresaba con total libertad.
Pero al empalmar los relatos de las dos comuniones me pase
por alto la reunión que hicimos el sábado al medio día con mi otro ahijado
Dante y nuestro amigo en común Baltasar, en la casa de Dante, donde nos
preparamos unos ricos choripanes. Fue una muy linda reunión ya que Dante,
siendo él también bipolar, había estado atravesando una crisis y hacía un mes y
medio que no lo podía ver.
El sábado por fin nos pudimos reencontrar ya que se ha
recuperado bastante y ha vuelto a recuperar su estabilidad. Me puse contento
cuando me contó que estaba otra vez trabajando y siendo supervisado por su
médico de cabecera y muy acompañado por su novia Gisela que, poco a poco, va
tomando conciencia del rol tan especial que le toca a ella para con su novio,
un rol parecido al que le tocó a mi esposa para conmigo. Es decir un rol de incondicional
apoyo, la principal cuidadora y la primera que nos debe poner los límites que
nos hagan falta asumir, pero fundamentalmente colaborando en todo momento con
el equipo terapéutico que nos trata. Todo esto para que ellas puedan tener a su
vez su propia vida autónoma y para nada invadidas por la enfermedad, como les
suele pasar a las familias que no están psicoeducadas o de los bipolares que no
tienen un buen tratamiento.
Baltasar hacía desde febrero que no lo veía a Dante, así que
también tuvo mucho gusto de reencontrarse con su amigo y los tres la pasamos
muy bien, divertidos y riéndonos juntos en varias ocasiones.
Es importante señalar también que el lunes y el martes
pasado fuimos a ver al otorrinolaringólogo, y para seguir adelante con ese plan
que tengo a largo plazo de ir poniéndome en orden en todos los aspectos físicos
en los que estoy flaqueando un poco. El médico nos cayó muy bien por su calidez
humana y por su sapiencia. Me dio mucha tranquilidad porque yo desde hacía
tiempo venía viendo que tenía muy poco aire y estaba permanentemente con la nariz
tapada, habiendo llegado a creer por mi parte que en gran medida se debía al
exceso del cigarrillo. El médico me dio tranquilidad y me dijo que mi problema
se debía a unas vegetaciones que se habían desarrollado en las fosas nasales y
que nada tenían que ver con el cigarrillo. Me prescribió un tratamiento con medicamentos
y hoy a una semana de verlo ya me siento muchísimo mejor y estoy pudiendo
dormir mucho más cómodo.
Ely lo consulto por sus recurrentes dolores de cabeza y el
médico le diagnostico sinusitis y le dio otro tratamiento que también le viene
haciendo muy buen efecto destapándole los senos frontales y paranasales.
Así que en esto consistieron nuestras vacaciones: en ir al
médico, en descansar mucho en casa en comenzar a leer juntos un ameno libro
religioso y otro de política, y en hacer muchos sociales.
¿Qué más se le puede pedir a la vida?
Los programas que
teníamos pensado hacer; culturales y al aire libre, deberán quedar para otra
vuelta.
En el interín estuve los dos días que me tocan a la semana
con la A.T. que me fomentó que descansara y me alentó a seguir adelante de a
poco con todas mis actividades habituales a partir de esta semana que hoy está
comenzando.
Lo único negativo de todo esto es que hoy me levante muy
tempranito para llevarla a Ely al trabajo, como lo hago siempre y no daba más
del sueño, dado que me he acostumbrado en la semana pasada a levantarme entre
las 9 y las 10, así que cuando llegué a casa, aunque pretendí quedarme
despierto para ir después a Casa Club, no pude mas del sueño y me fui otra vez
a la cama, siendo esto mi perdición porque recién pude volver a levantarme a
las 11 ya habiendo perdido la mañana del Centro de día. Desde hace un rato
vengo escribiendo este artículo que me sirve a mi principalmente, porque me
estoy dando el gusto que no me daba desde hacía largo tiempo, de escribir hasta
por los codos todo lo que me ha tocado experimentar en los últimos días. Ojalá
ustedes mis lectores le saquen algún provecho al escrito, aunque no lo creo. Y
para terminar les cuento que me estoy preparando psicológicamente para regresar
al Centro de día esta siesta, para participar de la terapia grupal para pacientes y así pienso empezar
a reintegrarme a mi rehabilitación terapéutica, de a poco.
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