ENTRE AUTORÍAS Y COMPILACIONES

HACE AÑOS EMPEZAMOS A ESCRIBIR UN ESTILO PRINCIPALMENTE AUTOBIOGRÁFICO, EN PARTICULAR EN LOS OTROS BLOGS CUYOS LINKS ESTAN EN ESTA PÁGINA. CUANDO EMPEZAMOS A ESCRIBIR MENSAJES PARA LA ALDEA GLOBAL, DECIDIMOS INTERCALAR ENTRE LOS ESCRITOS DE NUESTRA AUTORÍA UNA SERIE DE COMPILACIONES Y TRANSCRIPCIONES DE TEMAS SACADOS DE OTRAS FUENTES DE INTERNET, EN PARTICULAR LA WIKIPEDIA.
LA FINALIDAD DE ESTAS TRANSCRIPCIONES, ES PARA EL AUTOR, IR IDENTIFICÁNDOSE CADA VEZ MAS CON DIFERENTES IDEOLOGÍAS QUE EXISTEN EN LA ACTUALIDAD Y EN BASE A LO QUE LE VA DICTANDO SU CORAZÓN, LO QUE NO DEJA DE SER UNA TAREA DE AUTOCONOCIMIENTO. POR OTRO LADO, PARA LOS LECTORES LES OFRECEMOS ESTAS COMPILACIONES DE IDEAS Y ESTUDIOS PARA COMPARTIRLAS CON USTEDES Y CON EL AFÁN DE PROMOVERLAS.
ESPERAMOS QUE SEAN DE SU AGRADO O POR LO MENOS MOTIVO PARA VUESTRA REFLEXIÓN.

lunes, 19 de marzo de 2012

LAS MONJITAS DE BELEN, DE LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN Y SAN BRUNO


Por fin llegó el día que tanto habíamos esperado, el de la misa en el monasterio de Belen en Carpintería, un pueblito a 7 km de Merlo.
Dormimos una siesta y a las 16 hs nos levantamos a tomar mates, la misa empezaba a las 17:30 hs.
Dejamos encerrada a nuestra perra Mia dentro de la cabaña y nos fuimos. Llegamos al monasterio a las 17 hs.
El santuario donde se oficia la misa, está subiendo por un camino empedrado, por la ladera de la montaña durante aproximadamente 15 minutos. A su paso han quedado las siguientes construcciones: la casa de adebajo donde viven las monjas con su capilla doméstica, y la casa de arriba, donde hacen ejercicios espirituales y manualidades.
A ninguna de estos edificios se puede ingresar porque las monjas son monjas de clausura y tienen cerrado el acceso al público. Ellas van al santuario por otro camino e ingresan por la parte de atrás para ir a sentarse en altos asientos que están uno al lado del otro y a los costados del altar arriba de una escalera.
La Iglesia tiene esas escaleras que llevan al altar y que los fieles comunes en ningún momento pueden subir, allí arriba y a cada uno de los costados se ubican las monjas, como ya lo he dicho.
El hábito de las monjas es todo blanco con un cinturón de cuero negro y una capucha como se usaba siglos atrás. Es de una tela fuerte, semejante a la de las chaquetas del karate y se lo nota con un poco de tierra por cuanto viven en un paraje en medio de la montaña y no pueden estar imaculados como son los habitos de las monjas que viven en las ciudades.
 Es curioso verles los pies, algunas llevan sandalias de lo más modernas con suelas tractor y  otras llevan pequeños borseguies, se nota que deben ir bien calzadas por la zona en la que habitan.
Cuando con Ely ingresamos al templo, media hora antes de que comenzara la misa, las monjitas estaban cantando. Una leía la Palabra, cantando y las demás le contestaban a coro y así se iban turnando una a otra.
Algo que me llamó la atención es que no se las veía estáticas en sus bancos, sino que son muy movedizas. Desde el vamos la señal de la cruz no la hacen como todos nosotros, ya que el palo largo de la cruz sobre el pecho ella lo llevan hasta el piso, agachándose hasta el mismo en cada señal que realizan. Y hacen muchas y a cada rato.
Cuando cantan el gloria al padre al hijo y al espíritu santo se reclinan en señal de adoración y respeto reverencial encorvando la espalda y tocándose las rodillas con la frente.
Sus canticos son sublimes, le llenan a uno el alma de emoción positiva, a tal punto que mi esposa no paro de llorar durante toda la misa.
También hay una encargada del incienso que a menudo va a un banco libre donde tiene el artefacto que usan para saumeriar  y luego se moviliza con soltura por las escaleras echando el humo aromatizado por todos lados y en especial ante los iconos que ellas mismas pintan, ya que no usan estatuas como imágenes sino estas imágenes planas al estilo oriental.
Minutos antes de empezar la misa, todas las monjas de a una por vez comenzaron a desfilar de un lado al otro del altar, transitando por las escaleras para ir a besar y santiguarse ante dos iconos que están a cada costado del altar, uno con la Virgen María y el Niño en brazos y otro con el Cristo.  
A las 17:30 hs en punto llegó el sacerdote que comenzó la misa, una misa particular porque no tiene homilía o sermón sino que en todo momento es acompañada por los cantos de las monjas.
La primera lectura la realizó una monja de origen extranjero, tal vez francesa, en su español trabado, pero se le entendía todo, era un pasaje del antiguo testamento como en cualquier misa. Luego otra monja leyó la segunda lectura un pasaje de la carta del apostol Pablo a los hermanos de Efesos, finalmente vino el sacerdote a leer el evangelio.
Antes el sacerdote había bendecido agua y sal y había rociado con una ramita de pino a todos los feligreses religiosos y laicos, el cura es el único además de las monjas que puede subir y bajar por las escaleras del templo, por lo de mas, el laicado se ubica en la parte baja del templo y allí baja el sacerdote que esta frente al altar para dar la bendición en el agua y la sal, para dar la comunión y para dar la paz.
Un momento muy emotivo de la celebración eucarística fue cuando el sacerdote consagró el pan y el vino para que se convirtieran en cuerpo y sangre de Cristo.
Mientras el laicado estaba de rodillas, las monjas se acostaron totalmente sobre sus vientres, totalmente extendidas y en señal de adoración y reverencia extremas.
Luego vino el canto del padre nuestro y el otorgamiento de la paz entre los fieles, en este momento la única monja anciana bajo hasta el laicado y le dio ambas manos a cada uno de los fieles que allí estábamos, este fue un momento muy emotivo porque el rostro de esa anciana transmitía verdadera paz y muchísimo amor. Vi a muchos hombres y mujeres derramar sus lágrimas en ese instante.
Ya hacia el final de la misa, comulgamos, algunos espiritualmente otros la hostia y la sangre de Cristo, ellas arriba con trocitos de pan casero, los laicos abajo con hostias comunes. Todos decíamos al recibir las palabras del sacerdote: “el cuerpo y la sangre de Cristo”, Amen en vos alta, lo que también fue para mí un signo llamativo, y a las monjas se las notaba particularmente íntimas con el Señor y alegres cuando recibían su comunión.   
Antes de bendecir a los asistentes, las monjas trajeron una imagen de San Jose con el Niño en brazos que recién terminaban de hacer y el sacerdote leyó una oración de bendición al icono que ellas mismas habían elaborado, la salpico a la imagen con el agua y sal benditas y luego la monja que sostenía el cuadro lo puso sobre su frente mirando hacia el laicado, para que en procesión todos pudiéramos besar y tocar la imagen. Después lo dejaron expuesto en un atril sobre las escaleras. Eran las vísperas del día del Santo que se festeja hoy 19 de marzo.
Ahí terminó la misa, el sacerdote bendijo a todos y se despidió. Muchas monjas se sentaron, algunas en el piso muy seguras y confiadas y quedaron en oración y contemplación silenciosa.  
Muchos de los fieles hicieron sus peticiones por escrito para depositar los papelitos en una cesta frente a una imagen de la virgen y encendían una velita. Algunos quedaron sacando fotos del templo. Y nosotros regresamos al auto con el alma totalmente en paz y diciendo cuántas cosas bellas habíamos visto y experimentado desde que estábamos juntos, todos regalos de Dios para nosotros.

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