Ley
22.431 (Sistema de protección integral de los discapacitados)
Art. 2° - A los efectos de esta ley, se considera discapacitada a
toda persona que padezca una alteración funcional permanente o
prolongada, física o mental, que en
relación a su edad y medio social implique desventajas considerables
para su integración familiar, social, educacional o laboral.
Wikipedia:
Una ortesis,
según definición de la ISO, es un apoyo u otro dispositivo externo
aplicado al cuerpo para modificar los aspectos funcionales o estructurales
del sistema neuromusculoesquelético.1
El
término se usa para denominar aparatos o dispositivos, férulas, ayudas técnicas y soportes
para mejorar la función del aparato locomotor.
Se
diferencian de las prótesis al no sustituir un órgano o miembro con
incapacidad física, invalidez o dismetría, o parte del mismo, reforzar, parcial
o totalmente, sus funciones
La prótesis
es una extensión artificial que reemplaza o provee una parte del cuerpo que falta por diversas razones.
Es
habitual confundir un aparato ortopédico (ortesis) con una prótesis, utilizando ambos términos indistintamente.
En la enfermedad mental muchas
veces se padece una verdadera discapacidad mental, que produce la alteración
funcional de la que habla la definición dada por el art. 2 de la norma
referida. Esta alteración funcional se traduce en un mayor o menor grado de dificultad,
desventaja, limitación o directamente incapacidad para desenvolverse o
conducirse satisfactoriamente en la vida y en particular, frente a ambientes
familiares, sociales, laborales y/o educativos. Esta dificultad para
conducirse, que también se nota respecto de los hábitos de aseo y cuidado
personal, son en la salud mental los denominados: síntomas negativos, que a mi humilde parecer, no
son otra cosa que; “el hecho de negarse frente a la vida” y enfocarse, en cambio,
en los pensamientos y el mundo de la mente y del ego, quedando totalmente
atrapado por éste, y siendo considerado por el entorno social como una persona
falta de voluntad, vago, perezoso, irascible, vividor, caprichoso, u otros
disvalores por el estilo, lo cual es propio del estigma que debe soportar el
padecimiento mental.
Cabe destacar que estigma es sinónimo de marca, llaga…etc. y no siempre se lo utiliza en el sentido de los estigmas de Cristo o de los Santos, sino en el sentido de: “deshonra”, que es el significado en el que aquí lo empleamos, que al ser la deshonra en nuestros casos, totalmente falsa, dado que no es atribuible a la personalidad del individuo, sino a la enfermedad mental en si misma, termina siendo en definitiva una discriminación contra el paciente.
Cabe destacar que estigma es sinónimo de marca, llaga…etc. y no siempre se lo utiliza en el sentido de los estigmas de Cristo o de los Santos, sino en el sentido de: “deshonra”, que es el significado en el que aquí lo empleamos, que al ser la deshonra en nuestros casos, totalmente falsa, dado que no es atribuible a la personalidad del individuo, sino a la enfermedad mental en si misma, termina siendo en definitiva una discriminación contra el paciente.
Es por este motivo que todo el
mundo entiende cuando una persona que tiene una pierna más corta que la otra
necesita un bastón o directamente una muleta para movilizarse (discapacidad
física o motriz) pero muy poca gente entiende que el discapacitado mental, que
tiene una seria dificultad para movilizarse, una dificultad que es de carácter psicológica,
psiquiátrica, mental o como se dice en el mundo jurídico: “moral” (sin la
connotación que se le da vulgarmente a la palabra moral; es decir como sinónimo
de norma de conducta subjetiva de carácter espiritual, religiosa o filosófica, sino como
sinónimo de psicológica). Daño moral en derecho es igual a daño psicológico.-
En esta dirección que venimos
tratando, ayer me puse a pensar en una frase que me dijo un médico amigo mío: tus
asistentes terapéuticas son como tus muletas…
Siempre había considerado que
cuando alguien me decía que necesitaba una muleta o un bastón, era una crítica
peyorativa hacia mi persona, pues creía que lo que se me estaba tratando de decir era que no era
suficientemente capaz ni idóneo.
Sin embargo ayer, por primera vez,
vi la cuestión desde otro punto de vista, un punto de vista positivo, por
cierto.
Ayer reconocí que la alteración
funcional que padecemos los pacientes mentales, al igual que la que padecen los
discapacitados motrices, nos tornan muy difícil conducirnos en pos de la
funcionalidad, de la productividad en sentido amplio, y en general, en pos de
un estado de salud integral, dado que muchas veces los vaivenes anímicos y
otros factores morales que suelen afectarnos, nos terminan haciendo “echar” en
un sillón…, o encerrarnos en un cuarto o conductas por el estilo y darle máquina, o rienda suelta a los
pensamientos, a la mente y a un ego que aunque no se lo crea es súper exigente con nosotros mismos y nos pone
muchísimos condicionamientos y presiones de todo tipo, la mayoría de carácter
moral como digo, y en el sentido jurídico, que quede claro que no es necesariamente en sentido normativo,
religioso o filosófico.
La consecuencia de estos estados
negativos, suele ser una total pasividad, gran inactividad, abandono absoluto
hacia nuestras propias pasiones o vicios y aislamiento social.
Es entonces cuando para madurar
debemos reconocer nuestra realidad, tal cual se nos presenta, y reconocer con
total entereza nuestra condición de discapacitados y nuestras desventajas,
limitaciones, barreras psicológicas o hasta nuestras incapacidades para movilizarnos, para producir y para
conducirnos en la vida. Es entonces cuando empezamos a aceptar que
necesitamos las diversas ayudas que el aparato de salud mental tiene
disponibles para nosotros, como son los centros de rehabilitación y los
acompañantes o asistentes terapéuticos, encargados principales estos de nuestra "rehabilitción o recuperación".
Serían éstos como nuestras “ortesis
morales” o nuestras muletas morales o nuestro bastón moral y a veces, hasta
nuestra silla de rueda moral. "Ayudas técnicas" en definitiva y soportes
profesionales, para mejorar nuestra
capacidad de locomoción y de acción en general, en pos de una calidad de
vida cada vez mejor y más autónoma, aunque la cosa parezca paradójica. Pues esto nos torna cada día menos dependientes de otros diversos factores que empleamos a la manera de prótesis morales o "yos auxiliares".
Lo importante que tenemos que
tener en cuenta es que las ortesis morales no son lo mismo que las prótesis
morales, que están serían ayudas que reemplazan nuestra capacidad por la que pueden
hacer otras personas por nosotros, sobreprotegiéndonos, simbiotisándose con
nosotros, no dejándonos actuar por nosotros mismos, anulándonos todos lo días un poquito más
y tornándonos verdaderamente incapaces o inválidos, actuando ellos en lugar
nuestro como consecuencia.
I Conclusión: Los discapacitados mentales
podemos decir con soltura y en setido figurado, por supuesto, que necesitamos muletas o bastones morales y no
debemos sentirnos disminuidos por ello, sino todo lo contrario… debemos sentirnos bien maduros, asumidos y
realistas.
II Conclusión: Luego de descubrir
que las a.t’s. son como un apoyo moral, o como un bastón psicológico, o más
precisamente como una ayuda técnica, me he dado cuenta
también, ayer junto a una de ellas, la Lic. Anabel, y mientras caminábamos
juntos, que el secreto en este tipo de terapia, está en tomar ese apoyo moral
como una manera de “movilización interna” o como un “incentivo moral”, para realizar
todos los días, unas pocas “conductas productivas” o saludables, en pos de la
funcionalidad cotidiana, sea en su compañía como cuando caminamos, sea solo, y durante los días y las horas
en que no estamos con ellas o ellos. La terapia con los a.t’s. es
esencialmente práctica, (por eso lo de ayuda, asistencia o
acompañamiento “técnico” como sinónimo de práctico), si contamos con
poco tiempo, y si el acompañamiento es un poco más prolongado, puede que
también sea teórico- práctico, pues la toma de conciencia que se logra con el
diálogo teórico, es también un aspecto fundamental para nuestro “registro”, de
los problemas, de nuestra realidad y de los modos para ir superando todos los días y en forma cada vez más autónoma; los obstáculos, las barreras y las
limitaciones que se nos presentan.
Dr.
Leandro J. Alippi
Asesor Jurídico en Discapacidad, Salud
Mental y Tercera Edad
Persona con discapacidad
Persona con discapacidad
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