ENTRE AUTORÍAS Y COMPILACIONES

HACE AÑOS EMPEZAMOS A ESCRIBIR UN ESTILO PRINCIPALMENTE AUTOBIOGRÁFICO, EN PARTICULAR EN LOS OTROS BLOGS CUYOS LINKS ESTAN EN ESTA PÁGINA. CUANDO EMPEZAMOS A ESCRIBIR MENSAJES PARA LA ALDEA GLOBAL, DECIDIMOS INTERCALAR ENTRE LOS ESCRITOS DE NUESTRA AUTORÍA UNA SERIE DE COMPILACIONES Y TRANSCRIPCIONES DE TEMAS SACADOS DE OTRAS FUENTES DE INTERNET, EN PARTICULAR LA WIKIPEDIA.
LA FINALIDAD DE ESTAS TRANSCRIPCIONES, ES PARA EL AUTOR, IR IDENTIFICÁNDOSE CADA VEZ MAS CON DIFERENTES IDEOLOGÍAS QUE EXISTEN EN LA ACTUALIDAD Y EN BASE A LO QUE LE VA DICTANDO SU CORAZÓN, LO QUE NO DEJA DE SER UNA TAREA DE AUTOCONOCIMIENTO. POR OTRO LADO, PARA LOS LECTORES LES OFRECEMOS ESTAS COMPILACIONES DE IDEAS Y ESTUDIOS PARA COMPARTIRLAS CON USTEDES Y CON EL AFÁN DE PROMOVERLAS.
ESPERAMOS QUE SEAN DE SU AGRADO O POR LO MENOS MOTIVO PARA VUESTRA REFLEXIÓN.

jueves, 26 de enero de 2012

MI HISTORIA CON RESPECTO A CASA CLUB Y MIS DEMÁS REHABILITACIONES

En abril del año 2001 fue mi última internación en clínica psiquiátrica después de dos internaciones previas en julio de 1998 y en febrero de 1999. Necesité de estas tres internaciones para aceptar definitivamente mi enfermedad y adherirme al fin a un tratamiento eficaz llevado adelante por el Dr. Raimundo Muscellini.
En ese año 2001 comencé en la Clínica Saint Michelle la terapia grupal para pacientes que el doctor organizó cuando todavía trabajaba para dicha clínica. Cierta vez vi en la recepción un folletito que publicitaba a un Centro de día: Casa Club Bien Estar.
Paso bastante tiempo hasta que por fin en el año 2002 decidí concurrir al centro. Era una casa ubicada en la calle Montevideo como al 3000 a donde concurríamos alrededor de diez pacientes y hacíamos unos pocos talleres terapéuticos. Yo recuerdo solo dos: Plástica y expresión corporal. El resto del tiempo que no estábamos en los talleres nos la pasábamos tomando mates, fumando y jugando a juegos de mesa.
Concurrí al centro por todo ese año 2002 y recuerdo que en plástica gané el primer premio de un concurso de dibujo y pintura que se organizó con otras instituciones afines y en expresión corporal hicimos una puesta en escena para nuestros amigos y familiares a donde concurrieron Ely, mi madre y mi hermana Lucía.
Al año siguiente ya no quise ir más a Casa Club y dejé de asistir.
Los dos años que le siguieron 2003 y casi todo el 2004 estuve en mi casa todas las mañanas hasta que llegaba Ely del trabajo y me dedicaba a escribir mi diario y a hacer diversos rituales de corte esotérico pidiéndole al mundo invisible que nos rodea que me ayudaran a encontrar una salida a mi “drama laboral” encontrándome una ocupación para mi que estaba jubilado desde el año 2001.
Ya he contado varias veces que hacia finales del 2004, en noviembre de ese año, mi hermano mayor, Juan Arturo, me invito a realizar una rehabilitación laboral tipo beca en su empresa constructora, rehabilitación que comando en cierta medida el psiquiatra y que duró hasta febrero del año 2008 en que por diversos problemas decidí dejar de trabajar en la empresa.
Ya antes de renunciar a la “rehabilitación familiar en la empresa” y desde el 2007 venía desempeñándome por otro lado como asesor jurídico voluntario de la ONG Acapef, lugar en donde me desempeño hasta la actualidad y que forma parte de otra rehabilitación ya de tipo profesional especialmente ideada para mi caso por mi médico de cabecera y por una serie de familiares de pacientes de los que me hice muy amigo.
No recuerdo bien en qué año Casa Club luego de haber crecido considerablemente se mudó a la calle Chavez 48 de Bº San Salvador, y abrió allí una nueva casa con mucho mas personal y varios talleres mas. Paso de brindar un servicio de media jornada como era el que daba en la Montevideo a un servicio de jornada completa, con dos talleres al día; uno por la mañana y otro por la tarde con almuerzo incluido. Después Casa Club siguió creciendo y adquirió una segunda casa en Chavez 49, sumando un nuevo grupo de pacientes que en total suman alrededor de 80 personas todos los días.
Durante todo el tiempo en que estuve en la empresa de mi hermano y el tiempo que le siguió hasta setiembre de este año, yo siempre fui un allegado a casa club y me consideraba a mi mismo como un “satélite” que cada tanto iba a visitar a mis amigos y permanecía por un rato con ellos en las horas de recreo. También cada tanto y por etapas cuando estaba oscilando, mi médico me prescribía que concurriera a algunos talleres, habiendo sido siempre los de mi preferencia; el de expresión corporal y teatro y el de plástica. Sin embargo durante todo este tiempo que fue desde el 2002 hasta el 2011 nunca concurrí al centro de manera constante. Cuando pasaba mi oscilación y me ponía a hacer mis propias actividades dejaba de concurrir. Mis propias actividades eran: Escribir, estudiar  autodidactamente, hacer algunos quehaceres domésticos y trabajar como Procurador Administrativo en interés propio de los muchos asuntos que uno que esta entrenado como Abogado en hacer trámites, tiene siempre pendientes para la administración y conducción de un hogar. Muy de vez en cuando trabajaba en interés ajeno, acompañando jurídicamente a mis patrocinados a las diferentes oficinas públicas a realizar diversos trámites, la más de las veces “pro bono”.
Nunca pude hacer esos trámites a favor de terceros por mi propia cuenta como representante por carecer de matrícula, dada mi condición de jubilado.
Este capítulo quedaría inconcluso si no contara cuando conseguí al fin un colega para trabajar en equipo, y aunque también haya contado de esta “sociedad” en otras entradas anteriores.
Me costó mucho conseguir alguien que quisiera trabajar conmigo pero al final lo conseguí.
La forma como nos organizamos fue la siguiente: Yo en mi condición de Asesor Jurídico Voluntario de Acapef y por las relaciones públicas que allí realizo, de vez en cuando soy requerido para realizar algunos trabajos particulares que como me esta prohibido por la ley de jubilaciones de Córdoba, dado que no puedo ejercer mi profesión universitaria, comencé a promocionar a este colega, delegándole a él estos casos y recibiendo de parte suya una liberalidad en concepto de “comisión”.
La cosa cambió en este setiembre próximo pasado cuando después de diez años caí en una nueva crisis hipomaníaca.
Mi médico de cabecera prescribió para mi una internación domiciliaria, Casa Club de lunes a viernes doble jornada primero y media jornada después y acompañamientos terapéuticos todos los días entre hora y media y cuatro horas por día.
Obviamente que este nuevo régimen de actividades cambió en forma sustancial mi rutina anterior en donde permanecía muchas horas en mi casa a solas, generalmente trabajando en mi escritorio frente a la computadora.
Me costó muchísimo incorporar mis nuevos hábitos, y hasta finales de diciembre no los incorporé internamente de manera plena, resistiéndome al hecho de perder la gran autonomía que siempre me ha caracterizado.
También debí entrar de licencia por enfermedad en mi actividad como Asesor de Acapef, licencia en la que me encuentro desde el mismo mes de setiembre pasado y que se continuará hasta el mes de febrero de este año.
Así las cosas llegó este mes de enero del 2012, mes en el que Casa Club entró de receso y en el que Ely se encuentra todavía trabajando, dado que sus vacaciones se las toma en el mes de marzo.
Volví entonces a estar gran parte del día a solas y ya no encontré como lo hacía antes, satisfacción en estar frente a la computadora escribiendo o estudiando, ni haciendo procuradurías en interés propio y aunque las siga haciendo muy cada tanto.
La verdad es que me he visto demasiado al vicio durante este mes de sumo calor en Pueblo Alberdi y muchas veces me he bajoneado cayendo indefectiblemente en la cama y entrando al círculo de negativismo como le llama mi acompañante terapéutica Anabel. Círculo que consiste en una cadena de negativismo que nos sume más y más cada día, en una especie de pequeña depresión totalmente disfuncional.
Fue entonces cuando acercándose el mes de febrero en que Casa Club reiniciará sus actividades en que me puse a meditar seriamente sobre la manera como pretendo vivir de ahora en más y por un tiempo prolongado.
Es un hecho que en Casa Club estoy con verdaderos “amigos” que son mis pares, socializando por mi parte de buen modo. Es un hecho también que en casa club uno puede estar muy tranquilo si es que pone una actitud favorable y positiva. Es un hecho también que en Casa Club uno ocupa bien su tiempo en los diferentes talleres, pudiendo realizar buenas producciones artísticas y de otra índole, si es que uno así se lo propone. Es un hecho también que Casa Club cuenta con un equipo de profesionales de alto nivel que está siempre a nuestra disposición para cuando necesitamos de ellos, tanto cuando los necesitamos conforme a lo que nos parece a nosotros, como cuando los necesitamos cuando les parece a ellos. Es un hecho que cuando estoy en Casa Club supero mi tendencia ermitaña, restándome todavía tiempo suficiente para estar a solas en otros momentos del día, hecho que también necesito de manera imperiosa, estar un rato a solas todos los días. ¡Pero no tanto!
Por otro lado, esas procuradurías mías me pusieron siempre en situación de mucho estrés personal, en particular en los últimos años en que la locura de las oficinas públicas, del público y de los empleados, el congestionado tránsito del centro y los miles de trámites que hay que realizar siempre para concluir los procedimientos administrativos atacan mi pobre paciencia y buen humor,  motivo por el cual el año pasado en el mes de Agosto, realicé un acto simbólico dado que ya contaba con mi colega socio que como es mucho mas joven que yo y con muchas ganas de trabajar se vino a ocupar de esta parte del trabajo. Por ese acto simbólico tramité mi título de Procurador como para decirme a mi mismo que además de ser Abogado, que es el aspecto mas teórico del jurista, siempre fui Procurador, el lado mas ejecutivo del mismo, y que como tal, a partir de ese año 2011 el hecho de recibir ese título era para colgarlo en la pared y considerarme de ahí en mas también retirado de este aspecto de mi profesión teniendo por fin y gracias a Dios, un “delegado”.
Por todas estas razones es que he venido a tomar consciencia de que necesito concurrir de manera constante a Casa Club a partir de este año y terminar como es debido al concluir el año los diferentes talleres a los que concurra, faltando poco y nada y para retomarlos el año entrante y así sucesivamente.
Ya tengo la prescripción médica de concurrir media jornada con almuerzo incluido para estar volviendo a mi casa a las 14:30 hs. justo para la hora en que regresa Ely de su trabajo y para que estemos juntos el resto del día y además como para que yo pueda seguir con mis asesoramientos durante algunas tardes, como así también como para que me reorganice y pueda realizar este trabajo que tanto me gusta, de escribir, de estudiar y demás actividades mencionadas mas arriba, siempre durante las tardes.
¡El tiempo si lo utilizo bien me basta y sobra para realizar todas las actividades que venía realizando antes de mi última crisis!
Incluso tengo hasta tiempo de dormirme una siestita junto a mi mujer.

2 comentarios: