Desde hace aproximadamente un mes atrás me estaba levantando muy tarde, cerca del medio día y como consecuencia de la medicación que se ve que ya había empezado a saturar mi cuerpo. Esto me ha provocado que tuviera varios problemas para concurrir a Casa Club y por más que quisiera hacerlo, el sueño me vencía, estando por otra parte solo en casa y no teniendo a nadie que me ayudara a levantar y a disponerme a ir al centro de día, como suelen hacer algunos familiares o acompañantes terapéuticos de otros pacientes.
A comienzos de esta semana lo llamé por teléfono a mi médico y le expuse mi problema pidiéndole si me podía bajar un poco la medicación… Así lo hizo, me permitió que bajara 1,5 mg de Risperidona de los 6 mg que estoy tomando, o que en su defecto dejara de tomar la levomepromazina (Nozinam) de 30 mg que tomo todas las noches.
Experimenté dejando de tomar la Risperidona, pero no tuvo mayor efecto y ayer decidí continuar tomando los 6 mg de esta y dejar de tomar el Nozinam. Hoy a las 5 am estaba despierto y a las 6 am ya estaba escuchando los pájaros cantar con los primeros rayos de luz del día.
Imagínense que para un alondra como soy yo, estar levantándose todos los medios días es verdaderamente deprimente, mientras que levantarse a las 5:00 am, luego de habar dormido 6 hs completas es un verdadero placer.
Hoy volví a llevarla a mi esposa a su trabajo, lo que no hacía desde hacía cuatro meses. Ya me fui al bar a leer el diario y desayunar a las 7 en punto. Y he vuelto a escribir o a “comenzar mi día” siendo las 7:30 hs.
¡Esta sensación de volver a estar activo es verdaderamente espectacular, porque uno vuelve a sentir que está vivo!
Pero es como lo deje escrito en mi entrada anterior. Uno debe ser paciente y saber esperar que el médico vaya dando sus prescripciones, que son siempre a favor de uno por más que debamos atravesar algunos estados que no siempre nos terminan de agradar. Esto es parte de la docilidad de la que también hable en aquella entrada. A fin y al cabo uno siempre logra volver a regularse cuando esta llevando adelante este tratamiento integral que consiste en: farmacoterapia, terapia individual, terapia grupal de pacientes, psicoeducación a los familares y por último rehabilitación psico neuro cognitiva social y laboral.
Como se podrá advertir este tratamiento es una verdadera disciplina para nosotros los pacientes y como toda disciplina se nos va convirtiendo en un estilo de vida, el estilo de vida de aquel que debe luchar contra este tipo de enfermedades mentales “graves” que trae muchas mas consecuencias que ser rotulados o enchapados como bipolares en lugar de ser nombrados sencillamente como “artistas”, tal cual se nos quiere hacer creer cuando se minimiza la enfermedad.
No es que pretenda negar que somos artistas natos, pero eso no significa que no seamos también bipolares. Somos en definitiva artistas “y” bipolares, es decir somos “artistas especiales” como suelen serlo los demás artistas que tienen otras enfermedades graves o cualquier tipo de limitación, mientras que lo bipolar no es lo característico del artista y esto es así porque hay también un montón de artistas que no padecen esta enfermedad, por mas que pueda considerárselos también especiales, pero por otros motivos humanos y sensibles, no por este sentido patológico al que estoy haciendo referencia.
Un artista que no sea bipolar o esquizofrénico, no se corta una oreja para dejar de escuchar las voces que le retumban en la cabeza todos los días y que le torturan el alma.
Y como le decía a una amiga muy querida del facebook ayer…: Se nos dice que padecemos una enfermedad mental. Creo con toda certeza que se la denomina mal, porque por enfermedad mental pareciera que tuviéramos poco desarrollada nuestra mente o nuestro intelecto. Y esto no es así con nosotros, es mas, muchos de nosotros los bipolares tenemos un alto nivel de coeficiente intelectual y hasta una gran inteligencia emocional. Pienso más bien que se la debería llamar a la bipolaridad enfermedad emocional o discapacidad emocional y no mental. Ello porque lo que nos ataca, generalmente porque somos vulnerables al estrés cotidiano, es nuestro humor o nuestro ánimo y entonces con el ánimo por el piso la consecuencia es necesariamente que nuestra voluntad se ve fuertemente afectada, volviéndonos evasivos o inactivos. Paralelamente cuando estamos con el ánimo y el humor demasiado altivos, también afecta notablemente nuestra voluntad notándosenos en esos estadios como con una cuota extra de energía, incluso mayor que lo normal y en consecuencia una voluntad realizadora y súper productiva que nos suele llevar al extremo de la manía y por lo tanto ya traspasando los límites de la realidad. Significa entonces que nos cuesta un peru alcanzar la ecuanimidad y la armonía. Somos fluctuantes en definitiva y esa es parte de nuestra esencia.
Sin embargo como lo expresó ayer mi amiga: “Ser así de fluctuante te convierte en un ser totalmente armónico”. Esto suena paradójico pero es así en la medida que uno sepa aceptar los diversos estados por los que debe atravesar, en la medida que reciba la ayuda que se le ofrece desde su equipo terapéutico y en la medida que su familia este lo suficientemente psico-educada como para no confrontar con uno manifestando una alta expresión de emotividad, cuando lo que amerita es ser comprensivo con los diversos estadios del bipolar y tolerarlo en la medida que este se adhiera al tratamiento y cumpla con las prescripciones médicas para salir lo antes posible de sus estados negativos, lo cual es la necesaria colaboración y solidaridad que debe poner el paciente en todo esto.
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