SENSACIÓN DE GRATITUD

Por fin refrescó después de estos días de calor  súper intensos. Son las 7:47 hs y me encuentro escribiendo en mi nueva netbook con poca luz y escuchando el sonido de la lluvia. La perra Mía se halla echada a mi lado y en el living están los gatos. Me encantan los días como este, en que puedo andar sin transpirarme todo.

Busco en internet la radio New Age y comienzo a escuchar música sutil que se entremezcla con los sonidos de la naturaleza urbana.

Me dispongo a hacer una meditación a la occidental y silencio mi mente para escuchar los pensamientos viajeros que me empiezan a venir.

Lo primero que se me cruza por la mente es la palabra: “Gracias” y luego en mi mente resuena: “Gracias Dios Mío”

Entonces comienzo a reflexionar: ¿Qué es lo que mi ser quiere agradecer?

Me surge otro pensamiento viajero: “¡una emoción!”

Entonces sigo reflexionando: no recuerdo muy bien la relación entre sentimientos y emociones. Solo recuerdo que las emociones están vinculadas con el agua y hoy hay agua cayendo del cielo.

Entonces mi mente lógica y analítica quiere saber más y va a la wikipedia a buscar la diferencia entre sentimientos y emociones.

Allí se dice lo siguiente:

“El sentimiento es el resultado de una emoción, a través del cual, la persona que es consciente tiene acceso al estado anímico propio. El cauce por el cual se solventa puede ser físico y/o espiritual. Forma parte de la dinámica cerebral del ser humano, que le capacita para reaccionar a los eventos de la vida diaria al drenarse una sustancia producida en el cerebro, al mismo”.

Es obvio entonces que lo que estoy sintiendo es una emoción de tipo espiritual en medio de este trance meditativo. Tal vez esta emoción que estoy experimentando traiga aparejada un sentimiento, pero por ahora el mismo es amorfo.

Pero trato de ir más profundo en mi percepción e intento descubrir de qué emoción se trata como para que me hayan dado ganas de agradecérsela a Dios.

Entonces otra vez viene un pensamiento viajero, siento que en mi conciencia una voz me hace una pregunta:

 “¿Recuerdas que anoche cuando estabas transpirándote todo, le rogaste a Dios para que refrescara?”

 Me empiezo a dar cuenta entonces que mi emoción tiene mucho que ver con lo pronto que acude Dios a mis ruegos. Él es siempre solícito con lo que le pido, siempre está a mi lado acompañándome y siempre me está ayudando.

De repente la radio on line empieza a tener interferencias… elijo apagarla y seguir escuchando solo el sonido de la lluviecita.  

Miro el reloj: recién son las 8:18 hs. Y mis obligaciones del día comienzan a las 9:30 hs. Tengo todavía más de una hora para seguir meditando y escribiendo… entonces me surge otra emoción o tal vez la misma que antes: “gracias Dios por esta vida, en alguna medida privilegiada, que me das”.

De repente me doy cuenta que el sentimiento comienza a tomar forma:

¿Por qué una vida privilegiada? me pregunto a mi mismo:

Pues porque aunque deba cargar con la cruz de mi enfermedad como cualquiera de nosotros debe cargar su propia cruz, me siento muy acompañado, primero que nada por Ti Mi Señor que nos has regalado a mi esposa y a mí un buen pasar y una buena calidad de vida, después me siento acompañado por mi amada Ely, por  mis queridos amig@s y por mi familia, y luego por un equipo de terapeutas y acompañantes terapéuticos súper profesionales, por un médico de cabecera que es un lujo, por un centro de día donde socializo y ocupo bien mi tiempo y por una OSC (Acapef) donde me rehabilito profesionalmente para mantenerme inserto a esta sociedad.

Todo esto me lleva a pensar que si tengo tantos beneficios, es porque este Dios Nuestro quiere que atestigüe todo esto: Mi defensa a la cultura occidental y cristiana, en especial el humanismo, la eficacia de la medicina alopática y las psicociencias, y mi defensa jurídica a las personas con discapacidad, en particular los de la salud mental y demás grupos vulnerables.

Esto que acabo de decir lo “siento”, es decir es un sentimiento verdaderamente acabado sobre  cuál es mi misión acá en la tierra, cuál es mi propósito, cuál es el sentido de mi vida y cuál es mi vocación. Tener este grado de conciencia le otorga a uno gran felicidad y mucha sensación de gratitud.