ENTRE AUTORÍAS Y COMPILACIONES

HACE AÑOS EMPEZAMOS A ESCRIBIR UN ESTILO PRINCIPALMENTE AUTOBIOGRÁFICO, EN PARTICULAR EN LOS OTROS BLOGS CUYOS LINKS ESTAN EN ESTA PÁGINA. CUANDO EMPEZAMOS A ESCRIBIR MENSAJES PARA LA ALDEA GLOBAL, DECIDIMOS INTERCALAR ENTRE LOS ESCRITOS DE NUESTRA AUTORÍA UNA SERIE DE COMPILACIONES Y TRANSCRIPCIONES DE TEMAS SACADOS DE OTRAS FUENTES DE INTERNET, EN PARTICULAR LA WIKIPEDIA.
LA FINALIDAD DE ESTAS TRANSCRIPCIONES, ES PARA EL AUTOR, IR IDENTIFICÁNDOSE CADA VEZ MAS CON DIFERENTES IDEOLOGÍAS QUE EXISTEN EN LA ACTUALIDAD Y EN BASE A LO QUE LE VA DICTANDO SU CORAZÓN, LO QUE NO DEJA DE SER UNA TAREA DE AUTOCONOCIMIENTO. POR OTRO LADO, PARA LOS LECTORES LES OFRECEMOS ESTAS COMPILACIONES DE IDEAS Y ESTUDIOS PARA COMPARTIRLAS CON USTEDES Y CON EL AFÁN DE PROMOVERLAS.
ESPERAMOS QUE SEAN DE SU AGRADO O POR LO MENOS MOTIVO PARA VUESTRA REFLEXIÓN.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

EL HOGAR

Sabemos los Cristianos que nuestro ser, todo entero: cuerpo y alma, como decía la doctrina Cristiana clásica; o…, cuerpo, mente y espíritu, como se ha comenzado a decir desde hace unas décadas, teniendo por principal influencia, las doctrinas y filosofías orientales, en especial el yoga que significa justamente “unión” de estos tres aspectos. Ahora en estos tiempos deberíamos agregar; el ser social, el material, el recreativo y el laboral o profesional… Todos estos aspectos del ser son, amalgamados en una sola persona indivisible; el Templo del Espíritu Santo…
La persona, en su unicidad es ese templo.
¿Qué quiere decir que la persona es ese templo?
Pues como lo dicen las escrituras, significa que el Espíritu Santo mora dentro de nosotros. Morar por cierto, significa habitar, vivir en, vivir dentro de…
Parece increíble entonces que ese Espíritu de Dios, que es tan pero tan grande y poderoso viva en nosotros… viva dentro de nosotros.
Y parece más increíble aún, cuando decimos que mora dentro de mí dentro de ti dentro suyo, dentro de nosotros, dentro de vosotros, dentro de ellos. Es decir dentro de todas las personas al mismo tiempo… Eso es justamente uno de los misterios más extraños de Dios y de su Espíritu Santo: La omnipresencia.
Pasemos entonces a relatar la impresión de una parejita respecto de su casita…
La pareja estaba a punto de casarse. Estaban con los típicos preparativos previos, de entre ellos el más importante: ¿Dónde irían a vivir una vez unidos en matrimonio?
Al hombre le gustaban desde siempre los jardines, aunque gran parte de su vida había vivido en un departamento en altura… Podríamos decir mas bien que le fascinaba la naturaleza lo más virgen posible… su deporte había sido por muchos años el outdoor. Había aprendido a experimentar durante sus campamentos los primeros contactos con su mundo interior, mediante una precaria meditación que lograba en los lugares solitarios de las sierras donde ponía su carpa, por lo general entre la hierva fresca de la madrugada y a la orilla de un curso de agua donde solía mojar sus pies…
Por éste motivo él se imaginaba como vivienda del matrimonio que quería formar, una casa que tuviera un parque, con un poco de vista al horizonte, para viajar con su mente soñadora, con pasto que estuviera húmedo por el rocío en las noches y en las madrugadas y a donde mojar sus pies descalzos, y fundamentalmente con por lo menos un árbol que le diera buena sombra durante las horas de sol radiante y para que le protegiera de quemaduras su blanca piel.
Para lograr este objetivo, el hombre estaba dispuesto a alquilar una casita en la zona norte de la ciudad, algo así como Argüello, Villa Rivera Indarte, o incluso mas allá: Unquillo, Río Ceballos o Salsipuedes.
Su mujer le dijo cierta noche: Aún no estoy preparada. He vivido toda mi vida en este barrio y en esta casa paterna y aún no puedo separarme de mi lugar… Cabe destacar que su familia tenía dos casas en el mismo inmueble. Algo así como dos P.H. o departamentos.
La mujer quería que el nuevito matrimonio habitara la casa familiar que había sido desde hacía años para la renta de su madre.
Le pidió entonces a su novio que habitaran esa casa, por lo menos al principio, y que ella le prometía que a más tardar en cuatro años estaría preparada para irse a vivir a esa zona que él le proponía. Que en los comienzos del matrimonio sentía que debía estar cerca de su madre, aunque no fuese a vivir en la misma casa por cierto, sino en la del lado.
Después de mucho discutir el hombre aceptó y decidieron comenzar a habitar la referida casita.
A los dos gustaba el estilo rústico. A ella porque lo venía siguiendo desde hacía años en Feriar (Feria Internacional de las Artesanías) como así también en el Paseo de las Artes, y en todas las ferias artesanales a las que iba de visita y de compras, en sus vacaciones a diferentes lugares.
A él le gustaba el estilo rústico por un motivo un poco mas profundo; su abuela paterna era hija de una aborigen, había receptado varias costumbres criollas y con su familia alquilaron varios veranos, casonas en las sierras, sumamente rústicas. Casonas que no tenían ni luz eléctrica, ni agua corriente y se debían iluminar con faroles a kerosén, soles de noche a gas de garrafa y extraer todos los días el agua de un pozo, por medio de una bomba a combustión.
Él había estado habitando casas con techos hechos con cumbreras de quebracho sin cepillar, alfajías y bovedillas de ladrillo muy antiguo, estilo colonial, a veces incluso recubiertas las bovedillas con antiquísimas cañas revestidas con barro para darle a la casa frescura y todo ello antes de la teja hecha por lo general a mano.
Varias veces había permanecido por buen tiempo en caserones señoriales construidos con muros de adobe de al menos 45 cm. de espesor, con puertas y ventanas pequeñas de madera al natural.
Verdaderos casas ranchos, aunque muy suntuosas las mismas y con un mobiliario que no solo eran verdaderas antigüedades, de lo mas exquisitas, sino que tenían toda una tradición aristocrática muy particular.
Casonas como éstas se encuentran en parajes como Santa Catalina, cercano a las Sierras de Ongamira, lugar lleno de tradición colonial, criolla, y hasta aborigen, cuya Iglesia del Pueblo, ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad, juntamente con el resto de las Estancias Jesuíticas.
Otros lugares así son las viejas estancias de la Pampa de Pocho y mucho mas humildes, pero con el mismo estilo, las casas ranchos de las Sierras Grandes, sin la cubierta de tejas, sino mas bien de paja brava.
La cuestión que el hombre quería, habitar en sus comienzos de hombre casado, no una auténtica casa estilo colonial, sino más bien alguna que “evocara” este estilo, aunque fuese de construcción actual.
Por esa zona norte se encuentran algunas de estas casas, y más todavía en el Gran Córdoba antes mencionado; Río Ceballos, Unquillo, Salsipuedes etc.
Pero como dijimos antes: Su mujer le hizo prometer que al menos por cuatro años habitarían una casa en Bº Alberdi, cuya superficie total era de no mas de 200 m2, con patio y todo.
Un par de meses antes del casamiento la casa alquilada de la familia se desocupó y la pareja fue a conocerla.
La estructura de la casa no era para nada rústica, sino bien moderna de los años 60.
El hombre al entrar sintió una profunda tristeza, o más bien una fuerte angustia en la boca del estómago.
En el living vio las paredes con un empapelado todo roído y enmohecido que daba pena. Las cortinas del ventanal que daba a la calle eran de un color rosa descolorido y empobrecido. Los pisos eran de baldosones de granito de color también rosado, ni siquiera del clásico gris, que podría ser mas aceptable, el patiecito que daba al living y la cocina era sumamente pequeño (3 x 3) y con pisos de baldosas rojas sumamente descoloridas, también. El antiguo piso de la cocina también era de baldosas rojas, sumamente pasadas de moda. El resto de las paredes de la casa parecía que no habían sido pintadas durante años y estaban llenas de manchas por todos lados y con algunas humedades.
Los pisos de los dormitorios seguían la onda de la casa y eran de diferente color que el resto de los ambientes, contrastando para mal en lugar de armonizar. Pisos de baldosas blancas jaspeadas con verde.
La cochera tenía pisos de vereda, esas típicas baldosas marrones acanaladas. Y el patio del fondo, supuestamente el patio principal de la casa, era también sumamente pequeño, de no mas de 2,5 mts de ancho y de todo el largo equivalente al ancho del terreno rectangular, es decir unos 9 metros aproximadamente, que además tenía los pisos levantados por un arreglo que hicieron en las cloacas y que nunca terminaron, y sus paredes estaban totalmente ennegrecidas por la falta, durante años, de una buena pintura.
Todas las aberturas de la casa estaban pintadas de un triste gris.
Encima ni por las tapas se podía ver el horizonte, ya que los muros por todos sus costados eran de 3 mts. De altura por lo que la casa daba una gran sensación de encierro.
El inquilino había dejado dos o tres plantas, todas mustias y bien desmerecidas, una falsa para, una crasa, una oreja de elefante y una sandalia. Todas muy venidas a menos por falta de riego puestas en unas macetas horribles.
El hombre no comentó nada de su sensación negativa a su mujer, pues quería ser cortes con ella, dado que se trataba de un inmueble de propiedad familiar.
A los pocos días se mudaron a la casa en una situación totalmente precaria. No habían podido ahorrar casi nada y mucho menos invertir en mobiliario, así que se mudaron con lo poco que tenían: una mesa de camping para la cocina, con un anafe a gas de garrafita. Una precaria batería de cocina prestada, una vieja heladera que algún familiar había desechado, una buena cama matrimonial y el único mueble que habían podido comprar una linda mesa ratona de 1 x 1 m para el living con varios almohadones en torno de ella, a la manera de asientos.  
El hombre le expresó a su mujer que rápidamente comenzaría a hermosear la casa, comenzando como era lógico por quitar el empapelado y pintando de a poco los ambientes.
Sin embargo no contaba con que su angustia se iría convirtiendo en depresión y que como es común cuando uno sufre este mal, las ganas para hacer cualquier cosa se van enseguida y con ello toda fuerza de voluntad.
Fue así que con unos pesos que se reservó de la venta de su automóvil Fiat Regatta, que tenía destinado para la Luna de Miel, decidió contratar a un pintor que estuvo un mes entero pintando casi toda la casa menos el patio del fondo.
Al finalizar la obra, la casa cobro vida, pintaron diferentes ambientes con distintos colores y todos los colores eran cálidos: maíz, verde safari, azul mar, durazno, marrón arena y todos los techos por dentro y las aberturas blancas para contrastar y darle energía al lugar. Por todos estos colores empleados, la pareja bautizó a la casa: Colorín Colorado, aunque faltaba mucho para que el cuento se acabara.
Así pasaron dos meses antes de casarse, el primero pintando la casa, el segundo finiquitando los preparativos para la boda.
La boda llegó al fin, hicieron una sencilla y emotiva reunión familiar en un restaurante céntrico, junto con unos pocos amigos, y lograron hacer su Luna de Miel en Las Grutas.
Al cabo de esta y una vez que regresaron a la vivienda, se propusieron comenzar a ahorrar con mucho sacrificio para empezar a amueblar la casa al contado, puesto que no eran afectos a los créditos, ni a las tarjetas.
En esta labor pasaron como dos años y medio, hasta que toda la casa estuvo al fin amueblada con un mobiliario de pino envejecido evocando auténticos muebles de estilo campo. De a poco la casa fue cobrando un aspecto semejante al de una cabaña, al menos por dentro.
Iba quedando más y más bonita.
Los años iban transcurriendo, los cuatro años se iban acercando. El matrimonio ya había amoblado la casa estilo rústica, había comenzado a decorarla con obras arte (pinturas y esculturitas), un par de antigüedades, lograron comprarse el primer autito (Un fiat 600) y después el que le sucedió un R. 9 y el que tienen ahora (Un Ford Fiesta). Le instalaron a la casa una salita de audio y video con T. V. 29” y home theatry, equipo de música, PC, y adquirieron una heladera nueva. El patiecito de luz que daba a la cocina y el living cobra una vida sin igual. La mujer lo lleno de plantas y se creo como una especie de ecosistema donde las plantitas se pusieron hermosas y relucientes. Se colocó allí una fuente de feng sui, que le empezó a dar un sonido especial con su caída de agua. Sonido que por cierto evocaba aquellos arroyitos de las sierras que mencionábamos al principio.
La mujer consiguió trabajo en la Municipalidad a tan solo 30 cuadras de su casa, el hombre consiguió sus trabajos aún mas cerca, a 10 cuadras uno y a 15 cuadras el otro, no necesitando ir al centro, nada mas que para llevar a su esposa todos los días a la mañanita, cuando todavía no hay demasiado tránsito en la ciudad.
Su centro comercial paso a ser el Nuevo Centro Shopping, con sus bares, patio de comidas y cines, las operaciones bursátiles las comenzaron a realizar en bancos de la zona, tanto públicos como privados, su casa estaba muy cerca de dos hipermercados donde comenzaron a realizar las compras mensuales y para cuando se quedaban sin provisiones, estaban los negocios del barrio (verdulerías, carnicerías, panaderías, almacenes, etc.) donde de por si todavía funciona el fiado que viene tan bien a fin de mes. Los bares de la zona se convirtieron en oficinas para consultas de los clientes, lugar para los negocios y algunas clases particulares.
Comenzaron a hacer amigos entre los vecinos, y el otro P. H. pasó a ser el lugar principal de reunión de la familia, domingos de por medio.
Los cuatro años de residencia en el lugar se fueron cumpliendo y cierto día el hombre comenzó a valorar lo que tenía:
Un hermoso departamento de lo más amplio en realidad, incluso con dos patios, con dos dormitorios cómodos de 4 x 4, cocina grande para albergar hasta 12 comensales. Un hermoso living de 6 x 4, que era empleado también como oratorio, despacho y estudio, un simpático patio de luz que le daba vida a la cocina y al living polifunsional, que se había convertido en el pulmoncito de la casa y en lugar para la meditación.
Con unos pesos que lograron ahorrar, lograron terminar las obras del patio del fondo, construyéndole un piso nuevo y pintándole sus paredes de un color amarillo mostaza que dicen atrae la fortuna.
Los muros altos dejaron de ser tan mal vistos, porque se asumió que era una casa apta para el retiro espiritual donde la reclusión viene muy pero muy bien.
El patio del fondo, aspira a convertirse en el segundo pulmón de la casa, otro ambiente íntimo, apto para que el matrimonio y hasta un matrimonio de huéspedes, se disponga a desayunar los fines de semana en el fresco de la mañana, y mientras se lee el diario dominical.
La cochera es un espacio inmenso que no solo sirve para guardar dos autos, sino que permite poner una gran mesa y albergar a muchas personas en los eventos familiares (como 20).
La deslucida crasa se convirtió en un frondoso árbol para el patio del fondo, la falsa parra se puso reluciente y esta pidiendo permiso para cubrir todo el patio del fondo con un techo verde y natural como la enredadera que es. La oreja de elefante y la sandalia han cobrado dimensiones enormes evocando paisajes selváticos.
Y encima, como si eso fuera poco, la casi totalidad del terreno (unos 180 m2) son cubiertos y hay un techo plano por toda esta superficie que promete ser una hermosísima terraza,  para albergar a otras tantas personas… El ambiente social de la casa, apto para las fiestas de fin de año y los cumpleaños.
Los amaneceres y atardeceres son acompañados por el canto de muchísimos pájaros que habitan en dos enormes palmeras que están en la vereda de la casa de en frente.
La cosa que se hicieron los cuatro años, y los cinco y los siete… Y el hombre entendió al fin, que su mujer lo había llevado a conocer y vivir en el verdadero templo material que el Espíritu Santo había elegido para ellos. El templo doméstico o la Iglesia Doméstica como le llama el Vaticano II:
Supo el hombre que venir a esta casa era Voluntad de Dios y que ahí debía echar raíces al fin, pues todo su ser (los aspectos de la persona arriba señalados) tenían este hogar como centro de operaciones.
Con las últimas reformas todavía proyectadas, el matrimonio le daría a la casita, que no es tan casita, si se tiene en cuenta que es solo para ellos dos, junto a sus tres animales (una pareja de gatos y una perra labrador)…, de manera definitiva el aspecto rústico que ellos siempre quisieron para su casa: Colores cálidos, muebles de madera, objetos de arte, muchas plantas, (mucha naturaleza), una gran terraza y con ella la tan ansiada vista al horizonte, espacios sumamente íntimos, un suntuoso baño, aunque pequeño, con una hermosa bañera para la inmersión y la hidroterapia, con vista al patiecito de luz y sus plantas, cochera para dos autos, tal vez el mas moderno y práctico para ella y el antiguo Ford del padre para él, que siempre quiso ser coleccionista de autos antiguos.Y al fin la fachada en ladrillo visto rasado, con cornisas, guardas artesanales y aberturas en madera lavada, para terminar de darle aspecto de cabaña en medio de un barrio de ciudad.
Así que Colorín Colorado, este cuento se esta acabando, con los últimos planos del proyecto de remodelaciones y refacciones que le está preparando una arquitecta amiga, y con la limpieza de los ambientes, armonización de las energías y decoración estratégica que les está realizando una especialista en feng shui.
Finalmente vendrá el cura, para entronizar en la casa al Sagrado Corazón de Jesús, a quien el matrimonio se halla consagrado y así bendecir el hogar, en pro de sus objetivos y emprendimientos: el mas importante de todos ellos: tener este cálido hogar como Templo material del Espíritu Santo, un templo doméstico para compartir y ser aprovechado por esos familiares y amigos que quieran venir a respirar un poco de la paz que se vive en esta sencilla pero emotiva casita, paz que han alcanzado sus moradores, en si mismos y en sus ambientes, por el hecho de que no era Voluntad de Dios para ellos, que trajeran hijos al mundo, que por hermosos que son, revolotean por todos lados y llaman constantemente la atención, quitándole a los ambientes el aspecto sacramental que el silencio les brinda cuando esta ordenado, armónico y lleno de naturaleza por todos lados. Este es un templo doméstico para el retiro espiritual de los familiares que no quieren salir de la ciudad para disfrutar de la tranquilidad de una cabaña o spa serrano, y para los amigos que quieren soñar con su casa propia respirando el aroma a autonomía que aquí se respira. No es un templo como muchos otros, para percibir la alegría y energía de los niños y adolescentes, que tienen otro encanto por cierto y muy hermoso, pero que poco tienen que ver con la sensación de paz interior, que se logra en los jardines místicos, estilo jardines zen, o jardines japoneses, y entre los católicos los jardines de los monasterios y conventos, apartados del mundanal ruido, aunque sean coloniales.


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