Hoy he estado terrible; dormí hasta las 10:30 hs. después me di un baño de inmersión y dormí en la bañera otra hora mas, luego de almorzar volví a dormirme una siesta como hasta las 17 hs. y entre medio iba y venía al zofá del living a recostarme. Ahora el día esta gris, algo de lluvia entristece más el panorama y mi mente esta tremendamente oscura, porque no para de renegarme por no haber hecho nada de nada.
Decido ponerme a escribir y no me salen mas que penas por todo el tiempo perdido de hoy, pero de repente algo comienza a surgir muy de a poco desde el fondo de mi ser… Todavía no se bien que es esta emoción, pero me doy cuenta que se trata de la compañía del Señor que se esta empezando a hacer presente en este ejercicio de centrado que yo lo hago a la manera de meditación y de esta forma escrita.
Me vienen ganas de prepararme un café bien negro y me voy a la cocina a prepararlo. Mi esposa me pide unos mates y rápidamente le respondo afirmativamente… mates para ella, café para mi.
Mi cuerpo ha empezado a ponerse mas dúctil por fin y ya no tiene esa pesadez que tenía cuando lo único que hacía hasta hace una hora, era estar echado.
Un poco de caos caldea un poco los ánimos y nos pone más enérgicos. A Ely se le cayeron casi en el mismo instante; la pava y un vaso. Obvio que el vaso se rompió y cuando le pregunte ¿qué te pasa gordita? Me responde agresivamente; ¿y qué es lo que me pasa?: ¡Un accidente lo tiene cualquiera! Pero me doy cuenta que la estaba estorbando y que aunque ha estado haciendo un esfuerzo tremendo para mantener el control, con este día negativo mío de hoy, sus nervios están a flor de piel.
Recuerdo la conversación de la tarde mientras compartíamos el primer termo de mates:
- ¿Me perdonas gordita por estar tan lelo?
-Creo que te voy a poder perdonar cuando vuelvas a ser mi Nanito Querido, tal vez para la Navidad.
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